Tal como ya publiqué en un artículo previo (que podéis leer aquí), creo firmemente que la incorporación de las apps de entrenamiento como TrainingPeaks ha aportado aspectos tanto positivos como negativos a la labor del entrenador. No tengo ninguna duda de que este tipo de herramientas ayuda a cuantificar mejor la carga y analizar el rendimiento de manera retrospectiva, de hecho por ello las uso a diario. El problema viene, como siempre, cuando el profesional deja que “la máquina” haga el trabajo por él. Y esto, por desgracia me lo he encontrado en muchas ocasiones a lo largo de mi carrera. El caso más reciente que me gustaría contar aquí es el de un ciclista francés que compite en el circuito sub23 de su país, el cual acudió a mi este pasado otoño tras dos años estancado en un mismo nivel y sin obtener resultados reseñables a pesar de que tuvo un pasado exitoso en su etapa como junior. Ya de primeras suelo ser bastante reacio a prometer nada en casos así, porque nunca sé qué es lo que me voy a encontrar. Por tanto, decidí darme (y darle) un mes de tiempo para poder hacer un diagnóstico correcto del caso y proponer alguna solución (si la hubiera) para el caso que nos ocupa.
En primer lugar, y como suelo hacer siempre, evalué el aspecto nutricional, de suplementación y de entrenamiento complementario. Para mi gran sorpresa ya de primeras en este aspecto vi que había mucho por mejorar. Sobre todo me sigue llamando la atención cómo un ciclista competitivo en el siglo XXI no ha pisado un gimnasio en su vida. Voy a dejar todo esto al margen porque es muy común (estoy acostumbrado a ver gente que piensa que por hacer 20.000km al año va a andar más que por hacer 8000, pero luego no se preocupa por lo que se lleva a la boca y no pisa un gimnasio en su vida) y voy a proceder con lo que realmente me llamó la atención en este caso y creo que, por tanto, es digno de reseñar.
Un primer vistazo a su curva de potencia y PMC mostró que su entrenador previo sí había hecho sus deberes en el análisis básico de potencia: los picos de forma seguían una secuenciación lógica en cuanto a CTL, ATL y periodos taper, con el baile del TSB perfectamente cuadrado para rendir en las competiciones. No contento con ello, su distribución de potencia mostraba cualidades excelentes para el tipo de pruebas en las que quería rendir. En resumen, el software indicaba un trabajo excelente detrás de este deportista y la llegada al tope de sus posibilidades. La tentación de decirle que había llegado a su límite y de que poco más se podía hacer (tal como había oído este corredor de su entrenador el año anterior) parece clara cuando el todopoderoso Trainingpeaks nos dice que todas las cartas están sobre la mesa.
El bagaje, la experiencia y el saber hacer, por suerte, no vienen dados en el algoritmo del software por lo que a partir de aquí me puse las manos a la obra. En primer lugar analicé una por una todas las carreras de la temporada anterior, mirando su rendimiento y comparándolo con el de sus rivales directos (para ello me descargué las clasificaciones de las carreras y miré datos de Strava). Como sé perfectamente que en el calendario europeo sub23 hay que mover 5,2-5,5w/kg en 20 minutos tras un gasto energético de 3500 kJ para poder siquiera optar a un top 10 en carreras con perfil de montaña, fue lo primero que fui a buscar. Y, tal como sospechaba, bingo. Mi deportista tenía un ftp superior a muchos de sus rivales pero debido a la carencia de entrenamiento específico para sus pruebas no era capaz de aguantar con los de cabeza en las situaciones clave.
Mi segunda sospecha fue que mi deportista había hecho un entrenamiento “de libro” excelente, pero que este tipo de esfuerzos poco o nada se parecen a los hechos en competición. Así, de poco le servía entrenar series aisladas de 1 min o 5 con descansos completos, o sprints aislados de 15s cuando un análisis pormenorizado de sus carreras reveló que éstas se caracterizaban por un arranque anaeróbico seguido de un esfuerzo próximo al VO2max, o dos sprints seguidos (uno de posicionamiento y otro propiamente atacante), circunstancias ambas que nunca había entrenado. Tras explicarle al deportista mi diagnóstico y proponerle la solución nos pusimos mano a la obra. En el gráfico de abajo se puede observar la evolución de sus vatios en test sucesivos FTP del año pasado a éste, siendo ambos tests realizados tras un desgaste progresivo durante la jornada. Como podréis observar, su FTP máximo es prácticamente igual, no obstante, su caída a lo largo de una etapa se ha reducido notablemente permitiendo a la vez aguantar con los mejores en el puerto final de la jornada.
En el segundo gráfico podemos observar la evolución del tiempo que aguanta a 400w tras un primer rush de 1 minuto a 500w, que fue otra de las características propias de las carreras que disputa, por lo que la entrenamos de manera prioritaria.
Estos dos gráficos no suponen sino una simple ejemplificación de todo lo que dejamos de lado si nos centramos únicamente en lo que dice el “manual” de Trainingpeaks. Los datos crudos son una fuente de información excelente, pero que debe ser interpretada y trabajada por un entrenador con experiencia para poder sacarles todo el jugo. El caso que aquí he presentado ha concluido con la conquista de los primeros podios en la categoría tras dos años de sequía, a base de un análisis preciso del rendimiento y la incorporación de entrenamiento específico en el gimnasio junto con modificación de hábitos nutricionales y de suplementación.
Al respecto de todo lo anterior me gustaría también hacer una pequeña reflexión ya que estoy viendo que la cantidad de entrenadores que ofrecen entrenamientos y “análisis de potencia” por cantidades irrisorias va en aumento. No tengo ninguna duda de que tengo compañeros mucho más capacitados que yo que pueden hacer el mismo trabajo en la mitad de tiempo. No obstante, sé que analizar detalladamente una semana de entrenamientos conlleva un tiempo notable, por no hablar del tiempo empleado para planificar la semana siguiente. Por tanto, a mí sinceramente no me salen las cuentas. Está claro que vivimos en una sociedad low cost donde nos hemos acostumbrado a pagar y cobrar poco. A pesar de ello, quizás deberíamos pensar si realmente vamos a recibir el servicio que deseamos por el precio que estamos dispuestos a pagar. Para mí, el concepto de “entrenador personal” se pierde cuando alguien te dedica 10 minutos semanales.
Sebastian Sitko
Máster en alto rendimiento por el Comité Olímpico Francés, Graduado en Ciencias del Deporte, Entrenador Nacional de Ciclismo, Triatlón y Atletismo y entrenador oficial del Colegio Americano de Medicina del Deporte.
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