Ayer pudimos asistir, según los medios de comunicación/propaganda, a un hito de la humanidad comparable a la llegada a la luna: Eliud Kipchoge conseguía bajar por primera vez en la historia de las 2h en maratón. Dicho así suena realmente espectacular al tratarse de un hito que bate por mucha diferencia a todas las marcas previas en la disciplina. Varios de mis clientes y lectores me han preguntado por mi opinión sobre esta hazaña durante esta mañana. Aquel que me conoce sabrá que normalmente no me sobra tiempo como para poder destinarlo a temas que, en mi opinión, no lo merecen. Aunque el reto y todo lo que lo rodea me parece ridículo, en este caso voy a hacer una excepción dado el enorme interés despertado entre los aficionados. Tampoco quiero dedicarle más tiempo del que considero necesario por lo que voy a proceder con un análisis de 5 minutos de “barra del bar” que solemos tener los científicos en nuestros ratos libres, que creo será suficiente para que mis lectores puedan relativizar este logro con un poco de ciencia en la mano.
En primer lugar debo decir que no disponemos de datos oficiales del reto por lo que casi todos los números que voy a enunciar aquí son meras estimaciones. Evidentemente mis números serán aproximados pero siempre dentro de una franja razonable que tampoco pueda afectar demasiado a mis conclusiones, que enunciaré al final del artículo.
Eliud Kipchoge tardó 1 hora, 59 minutos y 40 segundos en recorrer los 42,195 km de la maratón por las calles de Viena. Se trata de 7180 segundos y una velocidad de 5.88 m/s. No dispongo de datos de potencia pero basándome en números obtenidos de la élite mundial en distancias de 3000, 5000, 10000, media y maratón puedo decir con bastante certeza que, teniendo en cuenta el ritmo óptimo de la maratón (coeficiente 0.9 a 0.93 del umbral) este reto se debió correr justo por debajo de los 6 w/kg que, para los 57kg declarados por Kipchoge, nos sitúa en unos 340w. Para tranquilidad de mis lectores debo decir que este dato tampoco resulta crucial para los cálculos posteriores por lo que el margen de error puede ser amplio sin que afecte demasiado a lo que viene después.
A continuación debemos calcular cuántos vatios emplearía el deportista en superar la resistencia del aire en condiciones normales, es decir, sin drafting. Teniendo en cuenta las condiciones ambientales del día del reto y un CdA muy conservador para corredores de este tamaño, podríamos decir que un 10% de la potencia total se iría a superar esa resistencia (y eso, insisto, siendo muy conservadores), por lo que unos 34w serían necesarios. El resto, unos 306 w, se utilizarían para vencer las demás resistencias. En este punto viene la clave de todo el reto. Debemos elucubrar cuánta ventaja aerodinámica proporciona un Tesla 5 metros por delante del corredor y una formación de liebres en V además de los corredores situados detrás para optimizar la aerodinámica de la estela del corredor. Sabiendo que las 3-4 liebres que se utilizan en los intentos de récord del mundo de maratón durante 25 o 30 kilómetros en el mejor de los casos proporcionan una ventaja que se ha estimado en 10 a 15% de reducción de la resistencia del aire (de los 34w pasaríamos a 28-30w utilizados en vencer la resistencia aerodinámica y el resto, unos 310w, se podrían dedicar “a correr”).
Con este dato y siendo extremadamente conservadores podemos establecer en un 20-30% la ventaja obtenida por la formación adaptada en el reto (la nueva distribución se quedaría en 24-27w dedicados a superar la resistencia del aire y 313-316w dedicados “a correr”). Una vez que hemos establecido la ventaja que obtiene el corredor basta con calcular el ratio de potencia empleado en superar la resitencia del aire y aquel utilizado en vencer las demás resistencias en cada uno de los casos para establecer una comparativa básica. Con la raíz cúbica de la velocidad y sabiendo los ratios de potencias podemos establecer cómo disminuiría la velocidad conforme la ventaja aerodinámica se reduce con las liebres tradicionales o, directamente, sin drafting.
Los resultados obtenidos con esta serie de cálculos no demasiado complicados son esclarecedores. Asumiendo que, con la disposición de la formación del reto, Kipchoge obtuvo una ventaja aerodinámica del 20% sobre los vatios empleados en vencer la resistencia del aire (números como digo, extremadamente conservadores) se puede decir sin temor a la equivocación que tardaría alrededor de un minuto más corriendo 25-30k de la maratón con la ayuda de 3-4 liebres y el resto de la carrera en solitario. Asumiendo una ventaja del 30%, algo, en mi opinión, mucho más aproximado a la realidad, nos vamos a cerca de 1 minuto 30 segundos más, es decir, cerca del récord mundial validado actualmente. ¿Es un esfuerzo extraordinario? Sí. ¿Es algo que Kipchoge no haya demostrado antes? No. ¿Es, en mi opinión, correr una maratón en menos de 2h? Rotundamente no, al igual que no validaría un récord de la hora en ciclismo a 60km/h hecho en un velódromo con un trascoche. Kipchoge ha vuelto a correr en su extraordinaria línea pero seguimos igual de lejos/cerca de bajar de 2h en una maratón con un esfuerzo real. Toda y si no la mayor parte de su ventaja sobre las marcas anteriores ha sido inducida artificialmente y no por una mejora fisiológica del deportista.
Quedan muchas dudas en el tintero como la ganancia real aportada por el calzado utilizado (escasa pero existente en mi opinión) y la ausencia de controles antidopaje llevados a cabo por organismos independientes en los meses previos al reto. Como pueden ver, incluso dejando al margen esos dos factores, lo extraordinario del resultado se puede explicar perfectamente por unas condiciones aerodinámicas nada naturales que han sido escogidas e inducidas por los organizadores para unas mayores garantías de éxito y para preparar un buen lavado de cara para una de las petroquímicas más contaminantes del planeta. Por supuesto, sin olvidar el noble objetivo de aprovechar la hazaña para vender unos cuantos pares de zapatillas que, por cerca de medio millar de euros, prometen “hacernos volar”. Que cada aficionado decida si lo que le venden es lo que realmente debería comprar. Yo, por la parte que me toca, he expuesto aquí los datos para que cada uno se forme una opinión crítica.
Sebastian Sitko
Máster en alto rendimiento por el Comité Olímpico Francés, Graduado en Ciencias del Deporte, Entrenador Nacional de Ciclismo, Triatlón y Atletismo y entrenador oficial del Colegio Americano de Medicina del Deporte.
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Comentarios: 1
[…] para contextualizar los grandes logros de nuestro tiempo. Ya lo hice en su momento con la primera maratón sub-2h de Kipchoge y no me he podido resistir a hacerlo con la primera ascensión invernal y sin oxígeno […]
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