Primera semana del Tour: de coffee rides a ataques termonucleares

Aunque aun falta mucho para la primera jornada de descanso, podemos decir ya que tenemos a nuestras espaldas la primera semana del Tour 2023 y, sobre todo, contamos con la perspectiva que ofrece la superación del primer bloque de montaña de la carrera, en este caso los Pirineos. Mucho se ha hablado en los días y meses previos sobre los máximos favoritos y sobre el posible devenir de la carrera, y puedo decir con cierta seguridad que las expectativas han quedado satisfechas: los dos corredores que a priori iban a luchar por los dos primeros cajones del podio se han mostrado en el lugar que les correspondía y, además, ofreciendo un espectáculo que hace que esta primera semana del Tour ya nos ha ofrecido mucho más que todo lo que llegamos a vivir en el último Giro de Italia. Con solo decir que se han destrozado los récords de dos mitos del ciclismo como el Tourmalet y el Marie Blanque todos nos hacemos una idea de que estamos presenciando una época histórica en este deporte.

Los sprints se han saldado con sendas victorias de Philipsen (aunque el 50% del trabajo fuera obra de Mathieu Van Der Poel) y aparentemente las escasas oportunidades que quedan para este tipo de corredor deberían refrendar su ya claro dominio. El mismo corredor no debería tener mayor problema para acabar llevándose el verde si consigue superar la montaña, ya que con los nuevos sistemas de puntuación se hace harto complicado que se lo acabe llevando alguien de la general, por mucho que Pogi y Vingegaard acostumbren a pelear las llegadas. Es todavía pronto para discernir quién es el favorito para llevarse el maillot de la montaña pero la lógica sugiere que, con el dominio tan aplastante que muestran los dos máximos favoritos, dicho premio sea para uno de ellos.

La verdadera emoción de la carrera se ha concentrado hasta ahora en la pelea por las etapas y, sobre todo, la general. Entre los Yates y Lafay sorprendiendo a los a priori favoritos, el espectáculo ofrecido por Pogačar y Vingegaard en las etapas de montaña y la cabalgada estratosférica de Hindley, no tenemos motivo alguno para quejarnos del devenir de las distintas etapas. En cuanto a la general, la etapa de Laruns merece una mención especial: un primer paso por Soudet muy duro (sobre todo para la fuga) seguido de una ascensión al Marie Blanque completamente estratosférica y que nos remonta a los años 90 para presenciar algo similar en el ciclismo de carretera: más de 22 minutos a más de 7w/kg (con más de una decena de corredores rondando muy de cerca estos números). Todo esto tras una fatiga considerable (+60 kJ*kg). Dentro del desarrollo de la carrera cabe destacar el hueco abierto por Vingegaard en tan solo 4 minutos de ataque, correspondiente a casi 1w/kg extra sobre su máximo rival, algo completamente sorprendente dado que la coyuntura no tenía mucho que ver con las ocasiones anteriores en las que había conseguido hacer algo semejante con Tadej (tiempo nublado y casi fresco, menos fatiga acumulada). Destaco aquí también la valentía de Vingegaard, a priori tildado de manera incomprensible como conservador cuando ya teníamos preludios de lo que ha hecho aquí con sus espectaculares victorias en la Itzulia y Dauphiné, siempre al ataque.

Etapa 1, ya con fuegos artificiales: 5:36 a 7,65 w/kg en la cota de Pike para ceder terreno igualmente

Visto el devenir de la etapa era completamente lógico que Jumbo intentara cerrar el Tour en el día de hoy con una machada en solitario de Jonas ya en el Tourmalet. El plan salió perfecto salvo por un pequeño detalle: Tadej aguantó a rueda. Lo que siguió después no tiene mucha lógica desde el punto de vista estratégico: Jonas comiendo aire a rueda de Van Aert mientras que Tadej ahorraba fuerzas en tercera posición (la mera diferencia de ahorro en vatios entre dichas dos posiciones ya supera con creces el tiempo que acabó metiendo Tadej en Cauterets). Visto el hueco abierto en el Tourmalet, Hindley y compañía no debían preocupar tanto y un Pogačar que había aguantado bien el Tourmalet difícilmente iba a desvanecerse en un puerto más sencillo tras casi una hora a rueda. Por tanto, para mí la opción más lógica hubiera sido parar y esperar a recomponer en ese momento, cosa que extrañamente no se hizo, con el resultado que todos ya sabemos a favor de Pogačar. Este final ilógico nos deja con un Tour muy abierto por delante, en el que es imposible predecir qué es lo que ocurrirá en las próximas jornadas. Aunque yo tengo mi favorito, sé que salvo incidentes tendremos emoción en la carrera mínimo hasta Alpes: El Puy de Dôme es un puerto duro pero sin opciones para atacar antes, por lo que difícilmente los 4 kilómetros finales decidirán el Tour. Por cierto, las dos últimas etapas suponen un bofetón enorme para los que defendían que había que reducir los kilómetros de contrarreloj en las grandes vueltas porque dicha disciplina suponía diferencias mayores que las que podían obtenerse en montaña. Tal como nos han mostrado Tadej y Jonas, teniendo piernas se pueden abrir huecos antológicos y desde muy lejos. Toda una oda al ciclismo de antaño.

Marie Blanque, tramo clave: 23min a 6,3 w/kg para sangrar mucho tiempo en meta

Finalmente, las dos últimas jornadas de puro espectáculo han contrastado con creces con el bochorno que ya hemos vivido en otras ocasiones en una jornada llana. Sí, por alguna extraña razón en el ciclismo de carretera no se compite todos los días, reservándose algunas jornadas para un descanso activo. Es muy difícil de comprender para los que participamos de manera activa en este deporte con lo que todavía es más difícil de explicar para un aficionado, pero resulta difícil de imaginar un partido de tenis en el que un set se dedique a pelotear sin intentar ganar el punto al rival. Por alguna extraña razón, para mí desconocida hasta ahora, los equipos sin aspiraciones para la general ni tampoco sprinters puros no intentan colar a rodadores en fugas de etapas llanas con el fin de ponérselo difícil a los equipos de los velocistas. Como resultado tenemos auténticas fumadas, difícilmente televisables y que podría afrontar un cicloturista en sus entrenamientos. Desde luego, nada positivo para el desarrollo económico de este deporte. Por suerte contamos con una época dorada, en la que los Vingegaard, Pogačar o Evenepoel atacan y atacan sin miedo alguno y aprovechando todas las etapas en medida de lo posible. Afortunadamente, los tiempos del control total de la carrera quedaron aparentemente atrás.

Mítica fumada de la primera semana del Tour: atención a los TSS e IF (los vatios medios fueron menos de 170)

 

Sebastian Sitko

Profesor Facultad de las Ciencias del Deporte de la Universidad de Zaragoza, Doctor en Ciencias del Deporte, Máster en alto rendimiento por el Comité Olímpico Francés, Entrenador Nacional de Ciclismo, Triatlón y Atletismo y entrenador oficial del Colegio Americano de Medicina del Deporte.