Concluimos la segunda semana del Tour 2023 y, tal como ya enuncié en el post anterior, sigo afirmando que estamos ante la edición más espectacular que recuerdo de esta carrera. En algunos de los frentes abiertos en competición sigue sin haber grandes novedades: el verde será con casi total seguridad para Philipsen y la montaña para uno de los dos corredores que se disputan la general, tal y como ya anticipé hace una semana. En la lucha por el premio gordo, se sigue manteniendo un empate técnico intrigante a la vez que emocionante, con diferencias de tiempo similares a las que vimos en la conclusión de la semana previa, pero con importantes acontecimientos que nos dan pistas sobre cuál puede ser el devenir de la carrera.
En la lucha por la general, tras la caída de Hindley se postulan para el tercer lugar del podio tanto Rodríguez como Yates, con, al menos en mi opinión, ventaja para el primero: la crono le debería permitir conseguir algo de margen sobre el inglés, margen que mantendrá si, tal como espero, Yates acaba trabajando tanto en Loze como en Markstein.
El gran interés de la carrera se centra en el binomio que está intentando luchar por el primer puesto de la general. Tanto Jonas como Tadej han mantenido un nivel elevadísimo en montaña durante esta segunda semana, aunque los vatios se han moderado algo (a excepción del kilómetro y medio final del Puy de Dôme). Ya no hemos vuelto a ver los números locos de Marie Blanque o Tourmalet, pese a que los corredores se han seguido dejando la piel en la carretera día sí y día también. La fatiga está empezando a pasar factura, esa misma fatiga que, creo y espero, hará de juez final de la carrera en los días cruciales que nos quedan.
A modo de resumen de la semana, hemos visto dos pancartazos de Pogačar en los que ha recortado tiempo a Vingegaard, situaciones que se asemejan mucho la una a la otra: tanto en Grand Colombier como en el Puy de Dôme asistimos a una carrera controlada y con poco desgaste previo, con una ascensión final de gran intensidad y finiquitada con un sprint o arrancada corta. Por el contrario, tanto en el Mont Blanc como en el Joux Plane, tras una fatiga considerable el esloveno no fue capaz de soltar al danés. Al respecto de esta última etapa, he leído muchas críticas sobre la estrategia del Jumbo-Visma: tirar todo el día para que tu líder consiga tan solo 1” de ventaja sobre su máximo rival. Creo que la gente que sentencia así a los holandeses no es consciente de que, sin ese desgaste previo, es muy probable que Tadej hubiera soltado de rueda a Jonas en el Joux Plane, dando el finiquito a las aspiraciones al amarillo del danés.
Hablando precisamente del equipo de Vingegaard, a nivel táctico están consiguiendo un Tour casi perfecto, con el único pero que se les puede achacar referente a llevar a Pogačar en carroza desde el Tourmalet hasta Cauterets (los veinte segundos regalados al esloveno en esa etapa pueden ser determinantes). Han intentado en todo momento generar las condiciones idóneas para que su corredor repita la coyuntura en la que consiguió finiquitar al esloveno el año anterior. Por desgracia para ellos y por suerte para el espectáculo, se han encontrado con unas circunstancias que probablemente no esperaban:
-Jonas ha llegado a este Tour más fuerte que el año pasado, tanto en fresco como en fatiga (o al menos se ha tenido que exprimir más en este Tour que en el del año pasado, dando lugar a datos superiores).
-A pesar de lo anterior, Tadej ha mejorado mucho más que Jonas desde julio del año pasado a este momento, sobre todo en fatiga. Aparentemente, a tenor de lo que vimos en Puy de Dôme, el calor ya no parece afectarle tanto.
-UAE ha reunido un equipo más compacto y potente, que arropa mucho mejor a Tadej, con un Yates espectacular que contrasta con un Van Aert mucho menos poderoso y determinante que el año pasado.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, es lógica la sorpresa de todos los que vemos a un Jonas que sube mejor que en Hautacam o Granon el año pasado y no solo no es capaz de soltar a Pogačar sino que encima tiene serias dificultades para mantenerse a su rueda. Nadie que tuviera estudiados los números del año pasado podía prever este escenario, casuística que, no obstante, es muy beneficiosa de cara al espectáculo y las tres etapas clave que tenemos por delante:
-La contrarreloj es dura pero corta en duración, en la presente igualdad de condiciones entre el primero y segundo de la general me cuesta ver un hueco de más de 30 segundos entre ambos en esta crono. En ninguna de las circunstancias el Tour saldrá decidido de esta etapa salvo algún tipo de desastre que nadie desea presenciar.
-La etapa de Courchevel será determinante. Los 6km finales de La Loze deben ser el juez final de la carrera. Se llegará con mucha fatiga a esta zona con alta pendiente y en altitud acusada. El descenso normalmente solo servirá para mantener los huecos que se consigan en la cima. De nuevo no espero diferencias grandes aunque sí conclusivas. Es el momento de Vingegaard para intentar poner tierra de por medio con Pogačar, ya que de no conseguirlo la etapa 20 puede convertirse en un auténtico suplicio para el corredor danés.
-La etapa de los Vosgos (Markstein) es una auténtica escaramuza. Si Vingegaard llega de líder pero con poco tiempo sobre Pogačar, el Jumbo-Visma lo tendrá extremadamente complicado para conseguir controlar la carrera y atar el amarillo. Si es Pogačar el que llega de líder aquí, me cuesta mucho vislumbrar a Jonas arrebatándole el liderato en una etapa de este estilo.
La síntesis es clara: o Vingegaard pone distancia de por medio en el día más propicio para ello (Courchevel) o estamos ante un Tour que se decidirá por cuestión de segundos (muy probablemente bonificaciones) en favor de Pogačar. La respuesta, en las próximas jornadas.
Sebastian Sitko
Profesor Facultad de las Ciencias del Deporte de la Universidad de Zaragoza, Doctor en Ciencias del Deporte, Máster en alto rendimiento por el Comité Olímpico Francés, Entrenador Nacional de Ciclismo, Triatlón y Atletismo y entrenador oficial del Colegio Americano de Medicina del Deporte.