Los avances científicos permiten que continuamente podamos disfrutar de nuevos “gadgets” que llegan al mercado prometiendo mejorar notablemente nuestro rendimiento, reducir el riesgo de padecer lesiones y, en definitiva, mejorar nuestra experiencia deportiva. En el ámbito del ciclismo, los platos ovalados, que llevan ya un buen tiempo con nosotros, no han podido escaparse de titulares con estos supuestos beneficios.
La explicación de los platos ovalados es aparentemente simple: pretenden reducir el punto muerto de la pedalada y aumentar el tiempo en el que se genera fuerza a lo largo de la misma. Dicho de manera semejante aparenta ser lógico y tener su fundamento. Si a esto le sumamos que estrellas como Julich, Froome o Wiggins (al menos durante una parte de su carrera) han llevado platos ovalados, se podría asumir que se trata de un invento genial que podía haber supuesto un gran avance en la industria de la bicicleta. Los platos ovalados llevan ya unos cuantos años en el mercado y poco a poco varios estudios sobre la eficacia de los mismos han ido viendo la luz. Si bien es cierto que distamos mucho de tener evidencia notable, a día de hoy ya se pueden sacar varias conclusiones al respecto de su utilidad real:
Pros de los platos ovalados:
Sabemos que cuando se ajusta la posición del plato ovalado al respecto de la biela teniendo en cuenta las características individualizadas del pedaleo de cada sujeto, se obtiene una sensación de pedalada más natural en algunos casos, sobre todo en pendientes inclinadas y en aceleraciones, además de permitir una mayor cadencia. Insisto en que estos beneficios no se aprecian en todos los individuos. Siempre se ha referenciado que los sujetos con una pedalada imperfecta se benefician más de implementar platos ovalados. Los beneficios, además, parecen ser mayores en BTT que en carretera. Por otra parte, existen unos pocos estudios que reportan beneficios en actividades intermitentes como las arrancadas.
Contras de los platos ovalados:
Si nos remitimos a analizar los estudios de calidad hechos hasta ahora, los beneficios sobre el rendimiento medido de manera objetiva son nulos o muy marginales en el mejor de los casos. Hay que tener en cuenta también que para que la instalación de los platos ovalados tenga realmente sentido y pueda proporcionarnos alguna de sus supuestas mejoras, es necesario detectar en un test biomecánico de pedalada el posicionamiento idóneo de los platos al respecto de la biela. Por otra parte, muchos usuarios reportan unas mayores dificultades en el cambio y más saltos de cadena. Finalmente, algunos potenciómetros asumen en su medición una velocidad constante de la biela, algo que lleva a que en algunos modelos la lectura de potencia se vea sobrestimada entre un 1 y un 4%.
Mi opinión:
Que Chris Froome haya ganado varias grandes vueltas con platos ovalados no implica que sean la panacea. No obstante, también podemos asumir que no perjudican el rendimiento, ya que ningún estudio ha sonsacado semejante conclusión. Por parte de los fabricantes he tenido que oír algunas exageraciones como mejoras del 10% de la potencia, algo que, de ser cierto, resultaría en todo el pelotón profesional llevando este tipo de platos, cosa que obviamente no sucede. Yo, con la ciencia disponible a día de hoy, tengo una opinión bastante neutral: no creo que perjudiquen pero tampoco veo probable que mejoren significativamente el rendimiento. Soy muy reacio a pedir que mis clientes hagan un desembolso económico importante en algo que no tiene un efecto claro con base científica. Por ello, nunca los recomiendo específicamente (por el coste y la incertidumbre de la maniobra) pero tampoco me opongo cuando un deportista desea probarlos por iniciativa propia. Las experiencias de clientes que he visto a lo largo de mi vida profesional han sido muy variadas: desde algunos que acaban encantados hasta otros que los revenden tras dos semanas, enfadados por el dinero perdido. Hay una anécdota que me parece curiosa y que me hace recomendarlos en un caso muy específico: tres clientes con resección total y parcial de menisco pudieron volver a pedalear sin dolor tras cambiar los platos estándar por los ovalados. Recuerdo no se trata de evidencia científica seria, tan solo de una experiencia personal, aunque aun así me parecía interesante remarcarlo.
¿Comprarlos o no?
Al igual que con otros gadgets, mi respuesta es la de siempre: depende. Si alguien decide probar, recomiendo encarecidamente hacer un estudio de la pedalada para poder definir el posicionamiento exacto de los platos. Hay que tener en cuenta el coste del material, mano de obra y estudio antes de decidir dar el paso. Si finalmente se hace, hay que tener presente que el resultado puede no ser satisfactorio y el coste de la maniobra es relativamente importante. Es poco probable que el cambio afecte notablemente nuestro rendimiento pero si consigue que al menos nuestra experiencia subjetiva sobre la bici mejore ya habrá merecido la pena. El ratio coste/beneficio, que en definitiva vendrá a determinar la decisión de comprarlos, lo dejo a valorar por cada usuario.
Sebastian Sitko
Máster en alto rendimiento por el Comité Olímpico Francés, Graduado en Ciencias del Deporte, Entrenador Nacional de Ciclismo, Triatlón y Atletismo y entrenador oficial del Colegio Americano de Medicina del Deporte.
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Comentarios: 1
[…] La encuesta de Twitter me permitió conocer algunas otras propuestas que me hiceron mis lectores. Entre ellas figuraban los platos ovalados, de los cuales ya hablé en su momento en un artículo previo: […]