El VO2 max o consumo máximo de oxígeno es la cantidad máxima de oxígeno que un organismo puede absorber, transportar y consumir en un periodo de tiempo determinado. Se trata del mejor indicador de la capacidad aeróbica y a su vez del límite fisiológico en la mayoría de las disciplinas deportivas de resistencia. Personalmente me gusta determinar este parámetro como “categorizador no específico”: determina a qué categoría de rendimiento pertenece el deportista pero no especifica sus prestaciones dentro de ese grupo de rendimiento. En definitiva, nos dice si alguien tiene el potencial para ser un deportista de élite o no va a pasar de ser un aficionado, pero no nos dice si va a ser un campeón dentro de la élite o va a destacar dentro de su grupeta de amigos aficionados. Siendo un factor de rendimiento primordial en multitud de disciplinas deportivas, la ciencia ha puesto mucho empeño en descifrar qué aportación tiene la genética en su desarrollo y cuánto de entrenable es este parámetro. La mayoría de los estudios realizados hasta la fecha señalan que el consumo máximo de oxígeno tiene un fuerte componente genético y que su mejora a través del entrenamiento es limitada (+/- 20% partiendo del estado basal). Esto coincide con una frase que suelo pronunciar a menudo ante deportistas que tienen unas expectativas desorbitadas en torno a su potencial de rendimiento: el campeón primero nace y después se hace. Si no tienes el potencial, ni el mejor trabajo del mundo te va a llevar a la élite. No obstante, el trabajo es esencial para alcanzarla si tienes el potencial adecuado. Con esto realmente podría dar por cerrado el artículo pero el tema no es tan sencillo como parece y merece una explicación bastante más pormenorizada:
La medición de la evolución del VO2 max en ciencia es sumamente complicada: es necesario realizar un protocolo cerrado en un ambiente controlado y recurriendo a diversas visitas al laboratorio por parte del deportista. Esto conlleva que la mayoría de los estudios realizados hasta la fecha sea de duración limitada (3-6 meses). Mi experiencia como entrenador y científico me dice que estas duraciones son totalmente insuficientes para medir el potencial de evolución del VO2 max a lo largo del tiempo. ¿Es, por tanto, la figura del 20% realista? Sí y no. El potencial de mejora del VO2 max depende, en mi experiencia, de diversos factores:
- Composición corporal: independientemente del historial de entrenamiento, si se puede reducir la masa grasa se podrá aumentar los valores relativos de VO2 max.
- Historial de entrenamiento: Un deportista con 20 años de experiencia en el entrenamiento estructurado no tiene el mismo potencial de mejora que un recién iniciado en el deporte de resistencia.
- Edad: Una vez iniciada la caída fisiológica debido a la edad, cualquier mejora en el VO2 max depende, como me suele gustar decir, más de lo mal que se hicieran las cosas previamente que de lo bien que se puedan hacer a partir de ese momento.
- Nivel previo: A un mayor nivel basal de VO2 max, menor potencial de mejora porcentual del mismo.
Teniendo en cuenta que la mayoría de los deportistas reclutados en estudios científicos tienen un nivel de rendimiento intermedio, mediana experiencia en el entrenamiento y edad y no están todo lo finos que podrían llegar a estar, la figura del 20% es bastante realista en cuanto a las expectativas que puede tener un deportista “promedio”. No obstante, la desviación típica de esa figura atendiendo a los criterios que he enumerado previamente es también amplia: ese 20% abarca casos de cerca de 0% y otros de casi el 40%. En mi experiencia particular he trabajado con deportistas con los que era un éxito evitar una caída del VO2 max (+45 años de edad, años de entrenamiento estructurado a sus espaldas, composición corporal optimizada y nivel de prestaciones alto) y con otros con los que pude observar un aumento de 52 a 72 ml/kg/min a lo largo de un lustro de trabajo (-20 años de edad al comenzar, sin experiencia previa en el entrenamiento, niveles de masa grasa poco óptimos y nivel de prestaciones bajo al inicio). Ambos tipos de casos son, no obstante, extremos y no ocurren con frecuencia. Por tanto y resumiendo, el VO2 max es un parámetro que determina nuestro potencial como deportistas de resistencia y que tiene una influencia genética nada desdeñable. No obstante, podemos llegar a incrementarlo notablemente hasta el punto de saltarnos incluso alguna categoría de rendimiento si nos dedicamos a entrenar seriamente a una edad suficientemente temprana. Por el contrario, en las fases posteriores de nuestra vida deportiva, si observamos un incremento en este parámetro se deberá más a no haber exprimido totalmente nuestro potencial cuando éramos jóvenes que a que nuestro potencial de rendimiento haya aumentado con la edad.
Sebastian Sitko
Profesor Facultad de las Ciencias del Deporte de la Universidad de Zaragoza, Máster en alto rendimiento por el Comité Olímpico Francés, Graduado en Ciencias del Deporte, Entrenador Nacional de Ciclismo, Triatlón y Atletismo y entrenador oficial del Colegio Americano de Medicina del Deporte.