Durante mi vida profesional he presenciado varias docenas de tests biomecánicos a los que se han sometido mis deportistas. Casi siempre este tipo de pruebas acaban con una recomendación para comprar una plantilla personalizada o un soporte para una cala. No obstante, para mi sorpresa, nunca he oído una llamada de atención sobre el calzado utilizado y su impacto sobre nuestra biomecánica. El calzado moderno se caracteriza por cuatro factores que alteran profundamente el movimiento natural humano:
- El famoso drop, o diferencia de altura entre el talón y la puntera, produce un acortamiento de la musculatura posterior de la pierna y el tendón de aquiles así como un aumento de la carga sobre los metatarsos.
- Los que venden calzado deportivo saben perfectamente que la última decisión acerca de la compra del mismo depende de la estética. Esto se traduce en una puntera estrecha que acaba aplastando los dedos. Esta característica se aplica también al calzado de ciclismo. Si os fijáis en los pies de una persona recién nacida o una persona que nunca haya llevado calzado, la zona del metatarso es más ancha que el talón, justo lo contrario a lo que ocurre en el calzado de hoy en día.
- El alzamiento del dedo gordo al respecto del mediopie (la puntera de las zapatillas suele estar ligeramente elevada al respecto de la parte media) produce una caída del arco plantar y un aumento de la pronación.
- El acolchamiento que proporcionan las zapatillas eleva nuestro centro de gravedad de manera antinatural así como permite que gestos técnicos incorrectos pasen desapercibidos en un primer momento al no producir dolor inmediato, errores que se traducirán en problemas a medio-largo plazo.
Una vez establecidos los principales factores detrimentales del calzado moderno, me gustaría subrayar las consecuencias negativas de su uso:
- El drop y el acolchado favorecen una técnica de carrera de talón, antinatural y extremadamente lesiva frente a una técnica asociada al mediopie. Además, correr de talón aumenta las posibilidades de sufrir hiperpronación en corredores propensos a ello (como por ejemplo aquellos con pies planos).
- El “tapering” o acabado en punta de las zapatillas produce desviación del dedo gordo que acabará derivando en un hallux valgus (juanete) o lo que es peor, un hallux rigidus (artrosis).
- El acolchado causa un menor desarrollo de tejidos blandos. No hay un sólo estudio científico que haya demostrado que mitigar el impacto sea beneficioso para una persona sin lesión alguna.
No voy a pasar a enumerar alternativas que existen en el mercado para salvar los problemas del calzado moderno ya que el objetivo de este post no es promocionar ninguna marca en concreto. Simplemente me gustaría que esta lectura sirva como reflexión para muchas personas que pueden ver como la práctica de su deporte favorito puede derivar en problemas a largo plazo, problemas que surgen por la toma de decisiones basadas en las opciones que nos ofrece un mercado que para nada se preocupa por nuestra salud futura.
Sebastian Sitko
Máster en alto rendimiento por el Comité Olímpico Francés, Graduado en Ciencias del Deporte, Entrenador Nacional de Ciclismo, Triatlón y Atletismo y entrenador oficial del Colegio Americano de Medicina del Deporte.
Comentarios: 1
Y yo creo que va a peor con el paso de los años… yo tengo los pies bastante grandes (un 45) y anchos. No pedaleo demasiado, alrededor de 2000km anuales, en MTB. Mis últimas zapatillas, unas Specialized, me han dado un resultado tan bueno que han durado casi 10 años, y las compré ya descatalogados. Se supone que eran un modelo de XC con la misma horma que las profesionales.
Ahora las he ido a renovar y casi todos los modelos me aprietan en la zona de los dedos; son demasiado estrechas, tanto en esta marca como en otras. Me he acabado comprando unas de enduro, con más pinta de zapatillas de montaña, que me resultan mucho más cómodas.