Históricamente en las ciencias en general (y obviamente en las ciencias del deporte) era aquel que presentaba un hallazgo novedoso y rompedor el que tenía que demostrar que la innovación reunía realmente las ventajas que se pregonaban. Curiosamente, con el trabajo de torque (entendido como baja cadencia a alta potencia) está sucediendo lo contrario: los adeptos a este tipo de trabajo han conseguido llegar a un status quo en el que, paradójicamente, es la ciencia la que una y otra vez tiene que demostrar que su hipótesis flojea. ¿Cómo hemos llegado hasta el punto en el que estudios y más estudios dudan de algo que no deja de ser experiencia empírica y sin embargo la carga de la prueba cae en el lado de los detractores? Sinceramente, lo ignoro a la par que me sorprendo.
En primer lugar, quiero dejar claro que no soy un detractor firme del trabajo de torque. Creo que tiene su utilidad, sobre todo para mejorar la eficiencia bruta, y que puede utilizarse en casos específicos. Pero desde luego no considero (tal como leo frecuentemente en redes sociales) que sea poco menos que una panacea. Este tipo de intervalos conllevan una serie de riesgos a nivel anatómico, son extremadamente exigentes a nivel muscular y además resulta muy complicado aislar su utilidad real: ¿he mejorado este año debido a que he incorporado el trabajo de torque o simplemente por la acumulación de cargas de los años previos? Mi opinión real sobre este asunto no difiere apenas de la que ya di en un artículo que escribí hace un par de años. La evidencia científica sigue siendo algo escasa pero apunta hacia una ausencia de utilidad de este tipo de intervalos. Mi experiencia empírica sigue siendo parecida: son útiles en casos muy seleccionados pero es necesario estudiar el ratio riesgo/beneficio individualmente. ¿Corro el riesgo de producir una recidiva de una patología previa? ¿Voy a poder gestionar correctamente la fatiga muscular extra que generan? ¿He agotado las opciones conservadoras previamente? Estas son algunas preguntas que conviene hacerse antes de proceder con el trabajo de torque.
Yendo al grano, el objetivo de este artículo no es repetir lo que ya dije en su momento. Mi propósito es hacer una breve revisión de la literatura para contrarrestar las opiniones que se están vertiendo en redes, sobre todo aquellas que buscan desprestigiar los trabajos académicos (y a sus autores) que muestran la aparente inutilidad de este trabajo.
Empezando por orden cronológico, Paton et al., (2009) observaron mejoras en la potencia pico y la potencia asociada a 4mmol de lactato en ciclistas aficionados tras 4 semanas de entrenamiento, que consistieron en intervalos de 30s a potencias altas (500-520w) y cadencias relativamente bajas (60-70rpm). Este tipo de intervalos no coinciden con los que pregonan autores del día de hoy, que optan por intervalos más largos (4-10min) y a cadencias incluso más bajas. Siguiendo la línea temporal, Koninckx et al., (2010) no vieron diferencias entre el grupo de entrenamiento de torque y el que ejecutó un entrenamiento convencional en el gimnasio, aunque me gustaría subrayar que su definición de torque es algo laxa (muy altas potencias en intervalos muy cortos a 80rpm). El primer estudio que yo definiría como de alta calidad, con buena muestra, trabajo de torque claramente establecido y buen grupo control fue el de Nimmerichter et al., (2012). Aquí, un grupo realizó intervalos de 5 minutos a 300w y 60rpm en subida mientras que el grupo control siguió con su entrenamiento habitual. Curiosamente, no hubo diferencias claras en los resultados de ambos grupos.
El estudio de Kristoffersen et al., (2014) trae miga. Su diseño ha sido extremadamente criticado en redes estos últimos días. Aquí, curiosamente, el grupo que entrenaba a cadencias escogidas libremente conseguía mejores adaptaciones que el grupo que realizó intervalos a cadencias extremadamente bajas (40rpm). ¿Por qué se ha criticado este estudio? Porque definieron la intensidad de las series con pulsaciones. Si bien coincido en que esto no es lo más óptimo desde el punto de vista metodológico (estamos pautando un trabajo periférico con un marcador central) estoy en desacuerdo total con los que desprestigian este estudio diciendo que no se propició un trabajo de torque real. Animo desde aquí a todos los lectores a realizar algunos intervalos de 6 minutos al 80% del pulso máximo y 40rpm y que observen después los valores de N·m obtenidos… Por supuesto es trabajo de torque. Otra cosa es que los resultados de este trabajo refuten la idea que algunos buenos profesionales (y mejores comerciales) del entrenamiento nos pretenden vender.
Finalmente, los trabajos de calidad que se han publicado más recientemente son los de Ludyga et al., (2016) y Whitty et al., (2016). En el primer caso no se observaron diferencias entre el grupo de torque y el de alta cadencia. En el caso del estudio de Whitty, se produjo un empate técnico: mejor crono de 15 minutos para el grupo de torque, mismo VO2max y potencia en el test incremental para ambos grupos y mejor eficiencia bruta para el grupo de alta cadencia.
Como podemos observar no son ni uno ni dos los estudios que muestran una aparente falta de efecto de este tipo de trabajo. Llegados a este punto voy a volver a lo mencionado al inicio del artículo: son los adeptos del torque los que nos tienen que convencer de su utilidad de manera rotunda, teniendo en cuenta que se trata de intervenciones con ciertos perjuicios que pueden inclinar la balanza del riesgo/beneficio en favor de los detractores. Como bien sabemos, de momento solo han presentado experiencias empíricas que no coinciden con lo reportado por la ciencia. Espero que en el futuro próximo puedan sustentar sus afirmaciones con datos independientes y, llegado el caso, seré el primero en interesarme por profundizar en la materia.
Para seguir poniendo en entredicho los argumentos vertidos en redes, si nos vamos a la hemeroteca, los fans del torque criticaban los estudios porque no se habían realizado a cadencias suficientemente bajas. En aquellos momentos hablaban de 60rpm. Cuando se publicaron los primeros estudios con estas cadencias, se empezó a hablar de 40rpm como el punto álgido. Cuando de nuevo se ha publicado evidencia que rechaza esa máxima, el argumento ha cambiado directamente a “es que los estudios no plantean el trabajo en N·m”. Estoy convencido de que en el futuro próximo tendremos papers con esta metodología pero antes de llegar allí me gustaría subrayar algo que creo no se está teniendo en cuenta: Suficiente pelea tenemos con muchos deportistas cuando planteamos intervalos con una franja de libertad de ejecución de 30w como para plantearlos directamente en valores de torque (o alternativamente acotar los vatios más demarcando también la cadencia). Muy divertido eso de ir pendiente de clavar los 400w mientras mantienes las 40rpm…
Para finalizar, un pequeño apunte que refuerza todavía más la posición de los detractores: la mayoría de los estudios de calidad realizados con trabajo de torque tienen un grupo control que hace trabajo de alta cadencia (110 hasta incluso 130rpm). Esto sí me parece un fallo metodológico ya que el grupo control debería ser siempre aquel que entrena a cadencias escogidas libremente. Lo que me interesa es comparar el trabajo de torque con hacer ese mismo trabajo pero con cadencias naturales. ¿Qué tipo de adaptaciones neurales buscamos a 130rpm? ¿De verdad tendrán una transferencia a la potencia asociada a las cadencias escogidas libremente? Muy probablemente no, simplemente se mejorarán los resultados a esas mismas cadencias. Los estudios del futuro deberán tener esto en cuenta para conseguir comparativas justas entre grupos.
En resumen:
1- No hay evidencia científica clara que muestre los beneficios del trabajo de torque. Se han explorado intervenciones de 1-3 meses de duración a 40-60rpm y potencias altas con duraciones diversas. Ningún estudio hasta la fecha ha pautado intervalos en N·m.
2- El trabajo de torque, por su extrema exigencia a nivel muscular, puede conllevar lesiones: tendinitis rotulianas, agravamientos de condromalacias rotulianas o recidivas de sintomatología de Osgood-Schlatter. Estos contratiempos pueden propiciar falta de adherencia en el entrenamiento que anularía las hipotéticas ventajas obtenidas por la intervención en primer lugar.
3- Los estudios del futuro no deberían comparar el trabajo de torque con el de alta cadencia, sino cadencias escogidas libremente para una justa comparativa entre intervenciones.
4- Al margen de una mayor fatiga a nivel muscular, el trabajo de torque conlleva una mayor complejidad (necesidad de pautar intervalos en valores de torque o, alternativamente, potencia+cadencia) que puede afectar a la adherencia al entrenamiento.
5- Existe evidencia empírica reportada por diversos entrenadores al respecto de la aparente utilidad de este trabajo. Esta evidencia queda por contrastar a nivel científico en futuros estudios.
Sebastian Sitko
Profesor Facultad de las Ciencias del Deporte de la Universidad de Zaragoza, Doctor en Ciencias del Deporte, Máster en alto rendimiento por el Comité Olímpico Francés, Entrenador Nacional de Ciclismo, Triatlón y Atletismo y entrenador oficial del Colegio Americano de Medicina del Deporte.
Referencias:
Koninckx, E., Van Leemputte, M., & Hespel, P. (2010). Effect of isokinetic cycling versus weight training on maximal power output and endurance performance in cycling. European journal of applied physiology, 109(4), 699-708.
Kristoffersen, M., Gundersen, H., Leirdal, S., & Iversen, V. V. (2014). Low cadence interval training at moderate intensity does not improve cycling performance in highly trained veteran cyclists. Frontiers in physiology, 5, 34.
Ludyga, S., Gronwald, T., & Hottenrott, K. (2016). Effects of high vs. low cadence training on cyclists’ brain cortical activity during exercise. Journal of Science and Medicine in Sport, 19(4), 342-347.
Nimmerichter, A., Eston, R., Bachl, N., & Williams, C. (2012). Effects of low and high cadence interval training on power output in flat and uphill cycling time-trials. European journal of applied physiology, 112(1), 69-78.
Paton, C. D., Hopkins, W. G., & Cook, C. (2009). Effects of low-vs. high-cadence interval training on cycling performance. The Journal of Strength & Conditioning Research, 23(6), 1758-1763.
Whitty, A. G., Murphy, A. J., Coutts, A. J., & Watsford, M. L. (2016). The effect of low-vs high-cadence interval training on the freely chosen cadence and performance in endurance-trained cyclists. Applied Physiology, Nutrition, and Metabolism, 41(6), 666-673.